Siempre he creído que no existe celular perfecto. Aquel en el que sueño todos los días con la cámara de un equipo, la interfaz gráfica de otro, el procesador de tal, la salida HDMI de cual, los gigabytes de capacidad de este otro… y así, armando un Frankenstein de bolsillo con el que pueda vivir feliz. Pero hay momentos en los que me cuestiono y digo: “no seas tan obtuso”, como cuando tuve la oportunidad de probar el Samsung Galaxy Nexus.
HARDWARE
Pantalla curva de 4,65 pulgadas Súper AMOLED con una resolución de 1280 X 720
Procesador Dual Core a 1.2 Ghz con 1GB de RAM
Cámara trasera de 5 MP con grabación de video FullHD a 30fps y Flash LED
Capacidad de 16GB
Batería de 1750mAh
Conectividad 3G, WiFi, Bluetooth y NFC
El Nexus ha sido pensado para reflejar lo mejor de su tiempo: una pantalla HD de 4.65 pulgadas ligeramente encorvada, un grip trasero nada invasivo, botones de volumen y bloqueo, una figura redondeada en los bordes y una ligereza física que disfraza el potencial de un equipo con un desempeño formidable. Si bien es cierto no destaca físicamente del resto de los modelos actuales, es un punto alto en la actual tendencia de construcción. La batería tiene un rendimiento excepcional. Sus 1750 mAh son suficientes para mantener al equipo activo durante todo el día, incluso bajo presión de consumo de datos o luego de sesiones largas de juego. El LED de notificaciones ha sido una grata sorpresa, pues es casi imperceptible con el dispositivo apagado y despliega una gama de colores acorde con la aplicación demandada.
Quizás haya aún descuidos en la parte trasera de la carcaza – de plástico y muescas algo frágiles, tal cual el Samsung Galaxy S II – y un prejuicio evidente al tamaño de la pantalla – al menos para mí, un celular no debería tener más de 4,5 pulgadas -; pero son detalles menores al lado de los beneficios del Nexus. Sin embargo, no quedé muy contento por la ubicación del input Jack para audífonos, colocado en la base del equipo y junto a la entrada micro USB. Llámenme tradicional, pero no me acostumbré a escribir cómodamente con el audífono conectado a esa parte del equipo. Quizás sea el único quisquilloso que piensa así, pero mi opinión importa.
Ice Cream Sandwich deja la impresión de un Android más útil y de buen desempeño. Uno de los puntos fuertes de este equipo es el tremendo manejo del multitasking, casi instantáneo y sin penosos tiempos muertos de carga. El salto de pantallas y el cierre de aplicaciones con un ligero swype - que se envidia desde Honeycomb – hace sencillo el proceso de liberar memoria para aplicaciones más pesadas. La interfaz está mejor tratada y es mucho más intuitiva. El teclado virtual ahora anexa un modo de corrección muy completo y no invade tanto la pantalla. El menú de aplicaciones cuenta con transiciones “pop up” - como que los íconos emergieran del fondo de la pantalla en cada nuevo barrido – y añade, a beneficio del usuario, un listado de widgets para los 5 espacios de trabajo. La barra de notificaciones se ha simplificado a un acceso directo a los ajustes de sistema, que añade por defecto un monitoreo inteligente del plan de datos.
El Samsung Galaxy Nexus tiene el tremendo factor diferencial de un software en “estado puro”, sin capas personalizadas en la interfaz – ni TouchWiz, Sense, MotoBlur ni nada de eso – y que recibe, por tener el privilegio de un sistema operativo sin retoque, actualizaciones inmediatas y libres. ¿Y eso para qué? Pues para que no esperes la actualización homologada por el fabricante o el carrier de telefonía y tengas la experiencia de un equipo libre y con versiones up-to-date. En idea simple, Google libera una actualización y automáticamente la debes recibir en el celular… más magia que esa no hay.
La enorme presencia de versiones de Android en equipos de diverso rendimiento es, paradójicamente, lo mejor y lo peor del sistema operativo móvil de Google. Tener diferentes propuestas para fabricantes provoca un flujo desordenado en el ritmo de actualizaciones o implementación de mejoras. La enorme cantidad de etapas por la que un software pasa para llegar al usuario final se traduce en equipos obsoletos, casi como enfermos que no reciben un tratamiento a tiempo. Ahí está lo importante de tener un celular “Made by Google”.
DESEMPEÑO
Desde el encendido, el panorama de admiración cambia radicalmente. Android, cada vez más cuajado, asombra con un despliegue heredado de sus versiones previas para tablets y smartphones – Honeycomb y Gingerbread parecen correr juntos – y aprovecha el sistema nervioso del hardware a una velocidad de reacción impecable, gracias al procesador de doble núcleo y un GB de RAM solidario para tareas más exigentes. En esta versión, Google ha destinado al exilio a los botones físicos de generaciones previas. Las funciones ahora se integran al entorno para aprovechar el espacio de trabajo que brinda la fabulosa resolución de 1280 X 720 del display; que mereció, por lo menos, un par de puntos más de luminosidad. Sin embargo, se compensa con una respuesta dinámica al tacto; pues si deslizas lentamente el dedo, la pantalla responde a tu ritmo. Si cambias compulsivamente las 5 pantallas del entorno, responderá a tu ansiedad con la misma intensidad.
Si bien la calidad de las llamadas es buenísima – en parte a la excelente calidad del speaker delantero -, el volumen del ringtone no es muy alto. Perdí varias llamadas por confiar en que el speaker trasero emitiera un sonido perceptible en ámbitos ruidosos. Es algo que, espero, pueda ser corregido con un update; pues reproduce a un buen volumen todo lo relacionado a multimedia.
Mención aparte merecen las aplicaciones propias de Google incluidas en el Nexus. Integra de manera nativa el visionado HD en YouTube – opción que recién aparece en Honeycomb -, Google Music, versiones mejoradas de Google Maps y GMail y otros añadidos. El plato fuerte de este selecto grupo de herramientas es Google+ y una nueva vida desde dispositivos móviles, que incluye Messenger, nuevos widgets y participar en “Hangouts” desde el Nexus, usando la cámara delantera de 1,3 MP.
La cámara del Nexus tiene tremendas mejoras: la grabación en Full HD es bastante buena, pero en ambientes tenues no recoge muy buena imagen. En el caso de las fotografías, tiene un obturador que registra sin demora – Zero Shutter Lag – y está listo inmediatamente para otra toma. Por segundo podrás obtener entre 2 a 3 fotografías de gran calidad. La opción “Panorama”, a pesar de tener algunos bugs, funciona bastante bien; pues, a diferencia de otros sistemas molestos, simplemente disparas una vez y mueves la cámara sobre un eje y el equipo registra cada movimiento sin necesidad de ajustar perspectiva o darle click a cada frama. Las diferentes interfaces que integra este apartado – configurar, editar foto o video, compartir, etc. – son muy intuitivas también.
En líneas generales, es un equipo que reúne lo mejor de la tendencia móvil actual, y que destaca por encima del resto al ofrecer la experiencia Google total, sin añadidos de fabricante. No es el celular perfecto, pero está muy cerca de serlo.
(Este artículo fue publicado en la edicion de Marzo de Usuario Digital)
(Este artículo fue publicado en la edicion de Marzo de Usuario Digital)