Varias son las noticias que destacan la implementación de la impresión 3D como tendencia mundial en la generación de prototipos y bajo diferentes áreas del conocimiento humano. Estamos frente a una transformación industrial que viabiliza los sueños, pues podrías – en teoría – imprimir lo que desees: una taza, un riñón, una carcasa para tu celular, un timón para tu automóvil… o incluso un arma.
Vamos despacio. Si bien desde el 2003 ya teníamos impresoras que podían crear objetos en base a la superposición de materiales en capas, es a partir del último año en que el formato adquiere popularidad y una gran proyección de negocio. Un reporte de Gartner menciona que en el 2016 las impresoras 3D costarán menos de US$2 000, masificando el uso en casi todas las áreas. Hablamos de una posibilidad de confección a necesidad en el mundo: generaríamos lo que quisiéramos con un simple plano diseñado en 3D y repartido en la Internet, para imprimir lo que se nos antoje.
Sin embargo, una iniciativa destaca por su peligrosidad: “Wiki Weapon Project”. Esta idea, llevada a cabo por un grupo llamado “Defense Distributed”, requería de US$20 000 para lanzar a la venta un arma en 3D por un costo menor a US$ 1000. El 2012 se implementó una competencia online para que el ganador se lleve un pozo de dinero similar por crear un arma que funcione luego de ser impresa; y las instrucciones serían convertidas a Open Source, para que cualquiera pueda imprimir su copia.
Un año después, apareció “The Liberator”, un arma de 16 piezas impresas en plástico ABS, con cañones intercambiables para diferentes calibres y capaz de disparar balas estándar de pistola. Como para aumentar la paranoia, la agrupación obtuvo un permiso oficial del Departamento de Estado para la distribución. Hoy, la figura cambia. El propio órgano regulador pidió que los planos sean retirados de Internet, algo que ya no remedia las 100 mil descargas que el archivo tuvo en dos días, desde el sitio oficial del proyecto.
Para Cody Wilson, la cara visible de Defense Dist., es un asunto con el que el gobierno de EEUU debe lidiar. “¿Cómo se comportarían los gobiernos si tuvieran que operar asumiendo que cualquier y cada ciudadano tiene acceso casi instantáneo a un arma a través de internet? Averigüémoslo”, declaraba Wilson. Deberían preguntar al resto de nosotros si queremos averiguarlo. Quiero creer que NO es la respuesta que se te viene a la cabeza.
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