En principio, Facebook Home es un launcher. En Android, los “launchers” – el estilo visual de nuestra interfaz gráfica y funciones añadidas para el manejo de apps – priorizan muchas veces el acomodo de íconos y widgets para tener a mano aplicaciones que nos permitan interactuar con nuestros contactos. En “home”, la figura de uso es inversa: nos muestra la actividad de nuestros contactos en un slideshow, y luego nos acomoda apps para interactuar con ellos.
Bajo esta condición, Facebook Home despliega las funciones de la red social y se apodera de tu teléfono – en sentido figurado, por supuesto –. Evidentemente, la plataforma adquiere una tremenda relevancia para inversión publicitaria e información dirigida. Tener a Facebook como entrada al mundo desde la pantalla bloqueada del teléfono es el camino a productos y noticias que responden a nuestra demanda de información. Un paso con gran sapiencia para saltar instancias en el equipo – desbloquear, buscar el app, navegar en la información – y centrar tu experiencia en una sola aplicación. En pocas palabras, Facebook no hizo algo revolucionario, sino lo que sabe hacer mejor: mantener conectada a la gente en un entorno fácil y que le permita consumir y producir contenido.
La opinión de Mat Honan en Wired es perfecta para describir esto: “El ingenio del ‘Facebook Phone’ es que la compañía hizo un teléfono sin realmente fabricar un teléfono. [El proyecto] no es ambicioso; no es una gran apuesta. Y por eso es que puede tener grandes réditos”. No compite por hacer teléfonos, sino que se mete en lo que sabe hacer: ser la prioridad de uso en cada equipo. Sin hacer nada nuevo, Facebook Home marca una tendencia, revalorando la identidad del usuario por encima del valor de las aplicaciones, posicionando su éxito. Es la red de moda y, tras este movimiento astuto, seguirá bajo esa condición por mucho más tiempo. Total, más de mil millones de personas no pueden estar equivocadas… ¿o sí?
Artículo escrito para el semanario VelaVerde
